Esta es una afirmación que puede generar exclamaciones como Wtf!!!? tai enfermo weon D:! O puede ser el inicio de una interesante conversación. Además, es una de las cuestiones que hacen reflexionar sobre la percepción que tenemos de las cosas. Es verdad, el cielo no es azul. Pero quizá ahí está el error, en utilizar el verbo inadecuado. Realmente el cielo lo vemos azul. Pero entonces ¿de qué color es? Antes de dar una respuesta directa daremos un pequeño rodeo para saber por qué el cielo no es azul, por qué el cielo lo vemos azul. y de qué color es.
Primero tenemos que entender qué es la dispersión. Para ello hagamos un simil con el sonido. Si diriges un haz de sonido de una frecuencia específica hacia un diapasón de frecuencia similar, el diapasón comenzará a vibrar y desviará el haz en muchas direcciones. El diapasón dispersa el sonido. La luz se dispersa por un proceso análogo en un medio donde hay moléculas y otras partículas de materia más grandes muy separardas unas de otras, como en la atmósfera.
Sabemos que los átomos y las moéculas se comportan como diminutos diapasones ópticos que reemiten las ondas luminosas que inciden en ellos. Las partículas muy pequeñas también lo hacen. Cuanto más pequeña es la partícula, mayor es la frecuencia de luz que dispersa.
Esto es análogo al hecho de que las campanas pequeñas emiten notas más altas que las campanas grandes. Las moléculas de nitrógeno y de oxígeno, así como las demás partículas que componen la atmósfera, son como diminutas campanas que “suenan” con frecuencias altas cuando la luz solar las excita. Al igual que el sonido de las campanas, la luz reemitida parte en todas direcciones; es decir, se dispersa.
La capa de ozono de las regiones superiores de la atmósfera absorbe la mayor parte de la luz ultravioleta proveniente del Sol. Las partículas y moléculas de la atmósfera dsipersan la luz ultraioleta restante. De las frecuencias visibles, el color que más se dispersa es el violeta, seguido del azul, el verde, el amarillo, el naranja y el rojo, en ese orden. El rojo se dispersa sólo una décima parte de la que se dispersa el violeta. Aunque el color violeta se dispersa más que el azul, nuestros ojos no son muy sensibles a la luz violeta; son más sensibles al azul, de modo que vemos el cielo azul. Ya hemos desvelado la cuestión, el cielol no es azul sino violeta. De hecho muchas veces se puede ver un cielo bastante violeta.
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