sábado, 23 de julio de 2011

El punk y su significidado politico~ parte 5 y final

Epílogo

Todos los estilos analizados responden al mismo patrón, que conforma una de las dos ramas de la música moderna, la “concienciada socialmente”, ambigua en sus planteamientos y evolución pero con un ámbito de público asegurado.

Bob Gelldorf, fundador de Live Aid.Y es que la conciencia social está de moda. Ahí tenemos a Madonna que protesta contra el dichoso “cambio climático” a pesar de tener acciones en las multinacionales con menos actitudes ecológicas. Y lo mismo cabe decir de los “rebeldes Rolling Stones, los primeros en tener un asesor de inversiones. O U2 y todos los que salen en ese montaje de Live Aid o apoyan el econegocio de Greenpeace.

Punkies con su circuito nacional e internacional de casas y festivales (algunos de los grandes ya incluyen estos grupos), con su tarjeta VISA, y muchas veces con residencia en casa de mamá en una zona residencial.
Y es que si la música no vende "romance" sólo puede vender "rebeldía enlatada". ¿Quién se aprovecha de quién: la política de la música o la música de la política?.
En su parte positiva, estos grupos han sabido crear un ámbito (un ambiente, un “rollo”) y una interacción entre los temas y la actitud de un mundo musical con la del mundo político.
Se trata de una nueva utilidad de la música, encerrada en el festivalero pop o el hippismo de “la búsqueda, los sueños e ilusiones, la libertad y el amor”, tan neutros como utópicos. Todo ello muy de clase media con toques underground.

Balck SabbathDespués de la reacción punkera, surge la newwave, un mundo de posibilidades pero dentro del sistema musical, que los devora inmediatamente. Y en esto no se diferencian con el heavy metal, que entonces vivía su nueva ola con grupos como Iron Maiden o AC-DC, o el rock urbano elaborado con Springsteen,Reed, Cougar o Seeger. Lamento o fiesta, nostalgia o romance, nada tienen que ver con actitudes al servicio de causas abiertamente políticas.
El heavy era un circo en el que cabía el goticismo de Black Sabbath, el jurásico Ted Nuggent, el virtuosismo de Van Halen, el montaje de Kiss o la pureza de AC-DC. Y el rock urbano navegaba entre el minimalismo nihilista de The Velvet Underground y el escepticismo gamberro de los New York Dolls. Mucho existencialismo, mucha tecnología, mucha sofisticación, mucho sentimiento, pero poca política.
The CrampsLa new wave son los B-52´s, una manipulación de los esquemas sonoros de los años sesenta mezclada con referencias a la subcultura populista más accesible. Y también son The Cramps, pastiche de rockabilly y esoterismo psicópata y homicida, con letras como esta:
“Te corto la cabeza, nena
y la meto en el televisor.
Me gusta mirar mi tele,
te veo en mi tele”.
(“TV set”, The Cramps)
Este es el entorno ante el que se desarrolla otra música que desea unir forma y fondo, o al menos adaptar, fundir aquella con éste. No es mala idea. Pero la música tiene más limitaciones que los avatares políticos. Y “business is business”. Siempre.

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